Waltzing Matilda cuenta la historia de un vagabundo que acampa una noche al lado de una laguna (billabong), mientras toma un té. Una oveja (jumbuck en inglés australiano) se acerca a beber agua y el vagabundo la roba para alimentarse. El terrateniente se da cuenta y llama a tres policías para que arresten al vagabundo. Éste, antes de ser arrestado por el robo de una oveja, prefiere saltar al agua y morir ahogado. La canción termina contando que el fantasma del vagabundo puede oírse cantando una canción que invita a los viajeros a bailar el vals con él, es decir, a salir a los caminos con el vagabundo.
Waltzing Matilda se considera tradicionalmente como una canción que celebra el desafío de la gente pobre frente al poder de los ricos y del estado autoritario que protege los derechos de los ricos contra los derechos de los pobres.
Una canción que por desgracia siempre contará una situación actual, un momento de hoy o de mañana, cuando nuestras absurdas leyes protegen la inhumanidad ante la bondad y la vida. No necesitas más que leer unos titulares de periódicos para ver como los corruptos y delincuentes andan a sus anchas por este país, mientras que los currantes siguen pagando más impuestos, tenemos cinco millones de parados y los que tienen la más mínima oportunidad no perdonan ni un euro de las arcas públicas.
Gracias a Wikipedia
Once a jolly swagman camped by a billabong,
Under the shade of a coolibah tree,
And he sang as he watched and waited 'til his billy boiled
"You'll come a-Waltzing Matilda, with me?"
Waltzing Matilda, Waltzing Matilda
You'll come a-Waltzing Matilda, with me
And he sang as he watched and waited 'til his billy boiled
"You'll come a-Waltzing Matilda, with me?"
Down came a jumbuck to drink from the water hole,
Up jumped the swagman and grabbed him with glee,
And he sang as he stowed that jumbuck in his tucker bag,
"You'll come a-Waltzing Matilda, with me".
Waltzing Matilda, Waltzing Matilda
"You'll come a-Waltzing Matilda, with me"
And he sang as he stowed that jumbuck in his tucker bag,
"You'll come a-Waltzing Matilda, with me".
Up rode the squatter, mounted on his thoroughbred,
Down came the troopers, one, two, three,
"Where's that jolly jumbuck that you've got in your tucker bag?"
"You'll come a-Waltzing Matilda, with me".
Waltzing Matilda, Waltzing Matilda
"You'll come a-Waltzing Matilda, with me"
"Where's that jolly jumbuck you've got in your tucker bag?",
"You'll come a-Waltzing Matilda, with me".
Up jumped the swagman, leapt into the billabong,
"You'll never catch me alive," said he,
And his ghost may be heard as you pass by the billabong,
"You'll come a-Waltzing Matilda, with me".
Waltzing Matilda, Waltzing Matilda
You'll come a-Waltzing Matilda, with me
And his ghost may be heard as you pass by the billabong,
"You'll come a-Waltzing Matilda, with me?"
"Una vez un alegre vagabundo acampó junto a un remanso del río,
Bajo la sombra de un eucalipto,
Y cantaba mientras miraba y esperaba que su tetera hirviera.
"¿Quién vendrá a vagabundear conmigo?"
A vagabundear, a vagabundear
¿Quién vendrá a vagabundear conmigo?
Y cantaba mientras miraba y esperaba que su tetera hirviera
"¿Quién vendrá a vagabundear conmigo?"
Y así llegó una oveja a beber de la laguna,
Saltó hasta ella y la agarró con alegría,
Y cantaba mientras escondía la oveja en su alforja,
"Tú vendrás a vagabundear conmigo".
A vagabundear, a vagabundear
"Tú vendrás a vagabundear conmigo"
Y cantaba mientras escondía la oveja en su alforja,
"Tú vendrás a vagabundear conmigo".
Cabalgó el colono, montado en su pura sangre,
Y así llegaron los soldados, uno, dos, tres,
"¿Dónde está la alegre oveja que usted tiene en su alforja?"
"Tú vendrás a vagabundear conmigo".
A vagabundear, a vagabundear
"Tú vendrás a vagabundear conmigo".
"¿Dónde está la alegre oveja que usted tiene en su alforja?"
"Tú vendrás a vagabundear conmigo".
Brincó el vagabundo, saltando hacia el río,
"Nunca me capturaréis vivo", gritó él,
Y su fantasma puede ser oído al pasar por la laguna,
"¿Quién vendrá a vagabundear conmigo?"
A vagabundear, a vagabundear
"¿Quién vendrá a vagabundear conmigo?"
Y su fantasma puede ser oído al pasar por el río,
"¿Quién vendrá a vagabundear conmigo?"
Un jugador no debe efectuar sobre un oponente un placaje (o un intento de placaje) por encima de la línea de los hombros. Un placaje al cuello o a la cabeza debe ser considerado juego peligroso.
Rugby Around The World
dilluns, 26 de març del 2012
dissabte, 24 de març del 2012
El Perdedor de Charles Bukowski
El perdedor de Charles Bukowski
y el siguiente recuerdo es que estoy sobre una mesa,
todos se han marchado: el más valiente
bajo los focos, amenazante, tumbándome a golpes....
y después un tipo asqueroso de pie, fumado un puro:
"Chico, tu no sabes pelear" me dijo.
y yo me levanté y le lancé de un golpe por encima
de una silla.
fue como una escena de película y
allí quedó sobre su enorme trasero diciendo
sin cesar "Dios mío, Dios mío, pero ¿ qué es lo que
te ocurre?" y yo me levanté y me vestí,
las manos aún vendadas, y al llegar a casa
me arranqué las vendas de las manos y
escribí mi primer poema,
y no he dejado de pelear
desde entonces.
y el siguiente recuerdo es que estoy sobre una mesa,
todos se han marchado: el más valiente
bajo los focos, amenazante, tumbándome a golpes....
y después un tipo asqueroso de pie, fumado un puro:
"Chico, tu no sabes pelear" me dijo.
y yo me levanté y le lancé de un golpe por encima
de una silla.
fue como una escena de película y
allí quedó sobre su enorme trasero diciendo
sin cesar "Dios mío, Dios mío, pero ¿ qué es lo que
te ocurre?" y yo me levanté y me vestí,
las manos aún vendadas, y al llegar a casa
me arranqué las vendas de las manos y
escribí mi primer poema,
y no he dejado de pelear
desde entonces.
divendres, 23 de març del 2012
Rugbiers, un cuento de rugby.
Os dejo este cuento de Jorge Búsico extraído de su libro "Pelotas Chicas, Pelotas Grandes". Quien quiera puede mandarme cualquier cuento o escrito sobre rugby que será publicado en este humilde blog.
Rugbiers por Jorge Búsico (*)
Son las 9 de la mañana del lunes. Gonzalo dibuja jugadas en su cuaderno, sin prestarle atención al maestro de historia. Traza una flecha en diagonal en una canchita semejante a la que los diarios utilizan para reflejar el gol de la fecha. Pero no es un gol. Es un try. Uno de los dos que apoyó Gonzalo en el partido de ayer vistiendo la camiseta a rayas de su equipo, el Club Atlético Tradicional, uno de los más antiguos y campeones en la historia del rugby argentino. Gonza, como lo apodaron desde chico, juega de octavo en la Menores de 17. Está feliz y no se preocupa mucho porque falta poco para el fin de su etapa escolar. Ahora lo que le importa es el rugby, el triunfo de ayer que lo dejó a un paso del título y el test del próximo domingo, encima de local. Será el último del año, y si se da otra victoria, habrá vuelta olímpica. La primera desde que tomó una ovalada, a los 6 años, en los Mosquitos. Gonzalo sueña y sueña mientras sus compañeros del colegio Las Lomas, en San Isidro, escuchan atentos al profesor.
…Son las 9 de la mañana del mismo lunes. A Rodolfo le duele el cuerpo y le ríe el corazón. El partido de ayer fue durísimo, y la victoria en el último minuto le permitió a su equipo, el Fomento Rugby Club, quedar entre los cinco primeros, algo inédito en cualquier categoría para la corta historia de los de camiseta roja. Rodolfo estira sus piernas en uno de los bancos gastados de la Escuela Sarmiento, en Florencio Varela, y hace malabares para tratar de prestarle atención a algunas de las cuentas que el profesor de matemática ensaya en el pizarrón. Rolo, como lo apodaron cuando llegó al club a los 11 años, juega de octavo en la Menores de 17 y ya empezó a dibujar en su mente el partido del domingo contra los de Tradicional. Hay cuestiones de honor de por medio: mantener el puesto en la tabla y arruinarle la fiesta a un grande.…
Gonzalo camina las 10 cuadras que separan al colegio de su casa, un chalet de dos pisos en pleno San Isidro. Mientras dos de sus amigos juegan con el celular y otro está enchufado a un minúsculo aparato de MP3 que retumba música tecno, Gonza sólo encuentra lugar en su cabeza para organizar la actividad de una semana que en ese momento cree que será la más importante de su vida. Como siempre, gimnasio todos los días; a los entrenamientos de los martes y jueves esta vez se le agrega otro el sábado. Queda un rato para el estudio: los exámenes que se vienen en el colegio y los preparativos para el CBC de Física. Y un pequeño espacio para chatear desde la notebook que tiene en su habitación. “Nada de minas hasta el domingo por la noche”, se dice a si mismo sin que los otros lo escuchen. Es más: suena su telefonito último modelo y lo apaga sin fijarse quién llama. El aparato se lo compró Emilio, su padre, ex campeón con Tradicional, de profesión ingeniero y algo molesto con su hijo porque desechó la idea de seguir su educación en una Universidad privada.…
Rodolfo, como de costumbre, se fuma un pucho a la salida del colegio junto a sus amigos. Todos hablan del recital que el sábado por la noche dará una banda de rock que está pisando fuerte en el Sur del Gran Buenos Aires. Todos menos Rolo, quien intenta acomodar su rutina. Un fugaz almuerzo preparado por su madre en el PH que habitan a unas cuadras del centro de Varela. De ahí, a ayudarlo a Pedro, su padre, en el negocio de repuestos que ya lleva casi 50 años en la zona. Entrenamiento martes y jueves; fierros lunes, miércoles y viernes; trabajo el sábado por la mañana y siesta por la tarde. Nada de recital ni de boliche por la noche. Sí quizá encontrarse un ratito con los pibes para escuchar a Los Redondos, algo de rock sinfónico y una pasadita por el ciber para chatear. Y si hay algo de tiempo, seguir buscando un lugar para estudiar lo que más le gusta: publicidad. Su padre ya le avisó, sin ocultar su tristeza de padre, que no podrá colaborar con la cuota mensual.…
El Tradicional está a pleno como cualquier jueves que antecede a un fin de semana importante. Hace mucho que el club no logra títulos en la Primera. Lo mismo pasa con la Intermedia y la Pre. Por eso, los socios consideran que hay que estar juntos para darle apoyo a los chicos de la Menores de 17. Después del entrenamiento habrá una cena en el restaurante principal del club, un bellísimo lugar de arquitectura inglesa de fines del siglo XIX, decorado en madera y con una enorme chimenea en el centro. Habla un sobreviviente del famoso equipo campeón invicto de 1957, el capitán general y el actual capitán de la Primera. Gonzalo come, escucha y vuela. Imagina cada movimiento que hará el domingo. Sueña con apoyar el try del triunfo en el último minuto, en el lugar que todos sueñan en el club: al lado de la tribuna, en el ingoal que da a la pileta. El resto de los chicos están en la misma frecuencia. Lo hacen y se los hacen sentir. De pronto, Gonza ve que su padre, quien le inculcó la pasión por el rugby, se le acerca con su físico imponente (él también fue forward, pero segunda línea) y una sonrisa repleta de orgullo. Se le arrima al oído y le susurra: “Me acaban de decir que quizá te llamen para Los Pumitas”. …
Fomento vive el jueves más importante de su vida. Al club lo crearon entre 10 tipos que se habían marchado de otro club de la zona, el San Tomás. Empezaron en un potrero y más tarde consiguieron un terreno para dos canchas, un vestuario y un quincho. A Freddy, uno de los fundadores, fue a verlo Pedro, que no sabía nada de rugby pero que había escuchado que ese deporte era bueno para los pibes. Rodolfo quería ser futbolista, y era bueno: le gustaba tirar caños y demostraba guapeza para bancarse las patadas. “Traelo al club. Acá va encontrar contención, porque el rugby te enseña el compañerismo, el respeto por el otro y te da sentido de pertenencia. Además, no corre un mango. Todo lo hacemos a pulmón. Que venga y que pruebe. Yo lo voy a ayudar”, le dijo Freddy a Pedro. Rodolfo, quien rápidamente se convirtió en Rolo (el rugby es un deporte de apodos), no entendió nada cuando su padre le hizo la propuesta. El primer sábado no se lo va a olvidar más. Se preguntaba con toda la inocencia de un niño qué hacían esos que jugaban con una pelota ovalada que picaba para cualquier lado, que pasaban la pelota para atrás y que la pateaban afuera para avanzar. Mucho menos cuando veía a ocho que se agachaban para empujar contra otros ocho. Le fue tomando la mano y, de a poco, le entró el gusto por tacklear. Sentía una tremenda descarga de energía cada vez que bajaba a otro. Enseguida el entrenador lo puso de tercera línea; primero de ala y, después, de ocho. Rolo recordaba todo esto mientras unas 40 personas se habían acercado hasta el quincho para alentarlos...
El sábado, los chicos de Tradicional llegaron al club para el último entrenamiento del año. Todos tenían una manija tremenda. Querían que el partido comenzara ya. Antes de irse al vestuario, el entrenador de la menores de 17, el Colorado Taylor, los arengó: “Lo importante es que se diviertan, pero también que respeten la historia de este club. Vamos a abrir la pelota de todos lados, a atacarlos, a ganar por la mayor diferencia posible. Somos más que ellos y tenemos que demostrárselo en la cancha”. Pocos le tenían confianza al Colorado, que había sido un buen jugador en la Primera pero todos creían que no entendía bien el juego. Además, no soportaban su pose de canchero (despreciaba a los otros clubes, sobre todo lo más chicos) y sabían que llegó a entrenador por sumar horas y amistades en la barra del bar del club. Los chicos escuchaban mucho más a los dos colaboradores, el Gordo Valle y Fito Rolón. Gonza pensaba lo contrario del Colorado. Para él había que jugar este partido como un test: cerrado, planteando una lucha de forwards y abriendo la pelota sólo cuando se produjeran los espacios cerca del ingoal rival. Lo charló con algunos compañeros, que asintieron.…
El día previo al partido del domingo, el Negro Ramírez, el entrenador de la Menores de 17 de Fomento, juntó a los chicos en una de las dos canchas del club sólo para que se distraigan. Su idea era que recordaran más que nunca que todos formaban de un equipo y que así se fueran a dormir y así se despertaran al día siguiente. El Negro era un admirador incondicional del Veco Villegas, aquel maestro del rugby que poco antes de morir concurrió hasta Varela para dar una serie de charlas que enriquecieron los conocimientos rugbísticos de la gente de Fomento. El Negro Ramírez apostaba casi de modo fundamentalista al scrum y al tackle. Y la defensa de su Menores de 17 era mortal. Pocos tackleaban en esa división como los chicos de Fomento. “Mañana tenemos la oportunidad de divertirnos y de mostrar nuestro rugby. Les pido que mantengan las banderas del scrum, la presión y rudeza en el primer tackle. Busquemos el eje profundo, no los dejemos respirar ni un segundo y vayamos al line, que también es uno de nuestros fuertes. Y cuando hay un penal, palos. Ah, y ojo con el ocho de ellos, que se levanta siempre en los scrums”, arengó El Negro. El Huevo Santillán, apertura, pateador y goleador del equipo, presumía que el domingo podía ser su domingo de gloria. También Rolo, al que se le hacía agua la boca cuando escuchaba hablar de tackles.…
Gonzalo se levantó temprano ese domingo. Desayuno junto a su madre y se marchó hacia la habitación para armar el bolso. Cuando miraba la camiseta original de Los Pumas firmada por todos los jugadores, entró su padre. “Vamos, que todo el club está con ustedes. Me mato si salen campeones esos hijos de puta”, casi que gritó Emilio, para quien era una rutina pasar los fines de semana en Tradicional. Ocurre que atrás de Tradicional venía Acassuso, el rival de toda la vida desde que un grupo de socios decidió irse para fundar otro club. Si Tradicional ganaba, se aseguraba el título. Un empate le daba chances a Acassuso, que tenía que enfrentar y ganarle a El Imperial. Gonza trató de no escuchar a su padre. Estaba concentrado en lo que tenía que hacer en la cancha.
…Rodolfo se sorprendió cuando llegó a la cocina para desayunar y encontró a sus padres. El estaba acostumbrado al mate con su mamá, porque Pedro aprovechaba el domingo para dormir hasta tarde para después dedicarse al asado. “¿Qué hacés acá, papá, levantado tan temprano?”, dijo Rolo. “Es que quiero ir a verte. ¿No te jode? Hablé con Freddy y me consiguió un lugar en el micro. Eso sí: acordate que yo de rugby no entiendo nada”, aseguró Pedro. “Sí, viejo, vení. Siempre quise que me vengas a ver”, cerró Rolo antes de irse al cuarto para armar el bolso. El poster de Los Pumas fue único testigo de la ceremonia silenciosa.…
La cancha principal del club Tradicional estaba poblada por unas 400 personas ese domingo. Emilio, al igual que cuando jugaba la Primera, se reunió con sus amigos en la tribuna, del costado del ingoal que da a la pileta. La gente de Fomento estaba del otro lado, parada, pegada al alambrado. Pedro creyó que lo más conveniente era quedarse junto a Freddy. Mientras, el silencio invadía a los dos vestuarios.
El partido es intenso desde el mismo arranque. En la primera pelota vuelan un par de piñas de ambos lados como para imponer respeto. Tradicional abre la pelota de todos lados; Fomento se defiende a puro tackle. El local pasa al frente con un penal, pero enseguida el Huevo Santillán empata con su zurda. No hay tregua. Es palo y palo. Los chicos de Tradicional buscan por todos lados la manera de quebrar, pero los de Fomento les van duro a los brazos y les hacen caer la pelota. Faltando cinco minutos para el final del primer tiempo, Tradicional tiene un scrum a favor a cinco yardas del ingoal. Como un rayo, Gonzalo se levanta, quiebra dos tackles y termina en el ingoal con Rolo colgado de sus hombros. Try, conversión y al descanso con un 10-3 para el equipo que hasta allí es el campeón de la Menores de 17.
El segundo tiempo tiene el mismo trámite. Pero de tanta presión del contrario, un centro de Tradicional pierde la pelota. La recuperan los forwards de Fomento. Arman un maul y empiezan a empujar. Se los llevan más de 20 metros a la rastra. Try abajo de los palos. Conversión del Huevo y 10 a 10.
Los chicos de Tradicional salen como fieras del kick para reponer el juego. Un jugador de Fomento traba la salida de la pelota en un ruck y el árbitro sanciona penal: 13-10. Otro penal, en este caso por offside, sirve para que Tradicional pase al frente por 16-10. Faltan apenas 10 minutos. Pero el Huevo Santillán está encendido, como dicen los relatores de ahora. Mete un penal desde la mitad de la cancha, recto a los palos, y emboca un drop que atraviesa la hache con lo justo. Es más: le dio con la derecha y casi cayéndose. “Como Porta”, se dijo a si mismo. “Como Wilkinson, la puta madre”, exclamaron desde la tribuna de Tradicional..
“¡Vaamoosss!”, gritó por primera vez Pedro, mirando a su hijo como si él fuese quien había empatado el partido.Los forwards de Tradicional, que ya no pueden levantar las piernas de tanto atacar, se juntan en el medio de la cancha y toma la palabra el Flaco Yrigoyen, el segunda línea y capitán: “Ahora manejamos el juego nosotros. No abrimos más la pelota. Los metemos en el ingoal”, arenga, sabiendo que sus tres cuartos ese día no pueden quebrar la marca de sus rivales. También se abrazan los ocho forwards de Fomento, que tienen los hombros morados de tanto tacklear. El Ratón Cardone, hooker y capitán, lleva el mensaje: “No nos entran ni con la policía. Tackleemos como si fuera lo último que hacemos en la vida”.
Los últimos tres minutos se juegan en campo de Fomento. Los de Tradicional empujan y los de Fomento resisten. Hay un line en cinco yardas. Gonzalo y Rodolfo están en la cola. Ganan la pelota los de camiseta rayada. Arman un maul y los de rojo lo derriban. Penal. Es muy esquinado para probar a los palos, el pateador no está en un buen día y no hay más tiempo para nada. Entonces, el Flaco Yrigoyen opta por el scrum en cinco yardas. Es la última jugada. Los dos packs se vuelven a reunir por separado. Se dicen que es la última. Los ocho de Tradicional tratan de empujar, pero los de Fomento están bien armados. Gonzalo ya pensó en levantarse. Rodolfo ya recordó la frase del Negro: “Ojo con el ocho”. Gonza agarra la pelota y encara por el ciego, por el costado más angosto de la cancha. Se lleva puesto al medio scrum y enfila hacia la bandera del ingoal que da a la pileta. Cuando se está por tirar para apoyar, Rodolfo le encaja un tackle abajo de la cintura que lo tira afuera. Final. Los de Tradicional se agarran la cabeza porque ya sabían que Acassuso había ganado. Los de Fomento se abrazan sin saber que la derrota de El Imperial los deja en el cuarto puesto, un lugar nunca alcanzado por ningún equipo en la historia del club. Emilio y sus amigos putean al aire. Pedro se le sube a caballito a Freddy. Ni los goles de Racing los gritaba así.
El tercer tiempo es en el bar clásico del club Tradicional. Allí todos dicen que se arma el mejor tercer tiempo por la calidad y cantidad de bebidas y comidas. Emilio está en el lugar de siempre, en uno de los codos de la barra, con un vaso de whisky en la mano. Cuando manotea el bolsillo de su camisa se da cuenta que se bajó un atado de fasos durante el partido. Pedro mira todo asombrado y ya va por la tercera cerveza. Rodolfo llega arrastrando su bolso. No puede ni levantar los brazos. Agarra una botella y se tira en un sillón. Gonzalo ni siente sus piernas. El y sus compañeros lloraron en el vestuario, pero ahora están tranquilos con ellos mismos. Saben que dejaron todo.
Gonzalo y Rodolfo miran, uno en una punta y otro en la otra, a la misma chica. Es una rubia de 16 años, socia del club, que desparrama sensualidad a cada paso. Sigue de largo y las miradas de los dos octavos se chocan. Gonzalo es el que encara. No a la rubia. A Rodolfo. “Te felicito. No sé de dónde saliste. Me sacaste el try del campeonato”, dice Gonza. “No sé, fui directo al bulto, a tacklear lo que estuviera cerca. Vos la rompiste, jugaste un partidazo. No sé si en nuestra edad hay muchos ochos como vos. Tenés que estar en Los Pumitas”, le contesta Rolo. Se abrazan y empiezan a charlar de varios temas. De repente, el díalogo se interrumpe. Pasa de nuevo la rubia. Y casi empujándose se preguntan al mismo tiempo: “¿A ver quién gana ese partido?”. La rubia les avisa que no insistan, que se está por ir a ver a su novio a otro tercer tiempo. Su novio también juega de ocho, pero en Acassuso, el campeón de la Menores de 17. “Es un choto”, dice Gonzalo riéndose a los gritos cuando la rubia ya se fue. “Además, es medio gonca”, agrega Rolo a pura carcajada. Los dos lo saben: habrá revancha.
(*): Jorge Búsico escribió durante muchos en años en el diario Clarín, donde llegó al cargo de prosecretario. Es director y fundador de Deportea (Buenos Aires). Es columnista de Rugby 2007 (ESPN+) y del sitio RugbyFun, además de contar con su propio blog (Periodismo-Rugby).
(*): cuento extraído de "Pelotas chicas, pelotas grandes", un libro recientemente editado por Colihue. En sus páginas el lector puede encontrarse con grandes plumas del periodismo y el aporte de gente muy ligada al mundo deportivo, como Juan José Panno, Daniel Lagares, Eduardo Maicas, Jorge Búsico, Pablo Vignone, Walter Saavedra, Carlos Ferreira, Cristian Garófalo, Marta Merkin, Ricardo Plazaola, Néstor Gabetta, Eddie Consalvo, Claudio Cherep y Claudio Morresi.
Rugbiers por Jorge Búsico (*)
Son las 9 de la mañana del lunes. Gonzalo dibuja jugadas en su cuaderno, sin prestarle atención al maestro de historia. Traza una flecha en diagonal en una canchita semejante a la que los diarios utilizan para reflejar el gol de la fecha. Pero no es un gol. Es un try. Uno de los dos que apoyó Gonzalo en el partido de ayer vistiendo la camiseta a rayas de su equipo, el Club Atlético Tradicional, uno de los más antiguos y campeones en la historia del rugby argentino. Gonza, como lo apodaron desde chico, juega de octavo en la Menores de 17. Está feliz y no se preocupa mucho porque falta poco para el fin de su etapa escolar. Ahora lo que le importa es el rugby, el triunfo de ayer que lo dejó a un paso del título y el test del próximo domingo, encima de local. Será el último del año, y si se da otra victoria, habrá vuelta olímpica. La primera desde que tomó una ovalada, a los 6 años, en los Mosquitos. Gonzalo sueña y sueña mientras sus compañeros del colegio Las Lomas, en San Isidro, escuchan atentos al profesor.
…Son las 9 de la mañana del mismo lunes. A Rodolfo le duele el cuerpo y le ríe el corazón. El partido de ayer fue durísimo, y la victoria en el último minuto le permitió a su equipo, el Fomento Rugby Club, quedar entre los cinco primeros, algo inédito en cualquier categoría para la corta historia de los de camiseta roja. Rodolfo estira sus piernas en uno de los bancos gastados de la Escuela Sarmiento, en Florencio Varela, y hace malabares para tratar de prestarle atención a algunas de las cuentas que el profesor de matemática ensaya en el pizarrón. Rolo, como lo apodaron cuando llegó al club a los 11 años, juega de octavo en la Menores de 17 y ya empezó a dibujar en su mente el partido del domingo contra los de Tradicional. Hay cuestiones de honor de por medio: mantener el puesto en la tabla y arruinarle la fiesta a un grande.…
Gonzalo camina las 10 cuadras que separan al colegio de su casa, un chalet de dos pisos en pleno San Isidro. Mientras dos de sus amigos juegan con el celular y otro está enchufado a un minúsculo aparato de MP3 que retumba música tecno, Gonza sólo encuentra lugar en su cabeza para organizar la actividad de una semana que en ese momento cree que será la más importante de su vida. Como siempre, gimnasio todos los días; a los entrenamientos de los martes y jueves esta vez se le agrega otro el sábado. Queda un rato para el estudio: los exámenes que se vienen en el colegio y los preparativos para el CBC de Física. Y un pequeño espacio para chatear desde la notebook que tiene en su habitación. “Nada de minas hasta el domingo por la noche”, se dice a si mismo sin que los otros lo escuchen. Es más: suena su telefonito último modelo y lo apaga sin fijarse quién llama. El aparato se lo compró Emilio, su padre, ex campeón con Tradicional, de profesión ingeniero y algo molesto con su hijo porque desechó la idea de seguir su educación en una Universidad privada.…
Rodolfo, como de costumbre, se fuma un pucho a la salida del colegio junto a sus amigos. Todos hablan del recital que el sábado por la noche dará una banda de rock que está pisando fuerte en el Sur del Gran Buenos Aires. Todos menos Rolo, quien intenta acomodar su rutina. Un fugaz almuerzo preparado por su madre en el PH que habitan a unas cuadras del centro de Varela. De ahí, a ayudarlo a Pedro, su padre, en el negocio de repuestos que ya lleva casi 50 años en la zona. Entrenamiento martes y jueves; fierros lunes, miércoles y viernes; trabajo el sábado por la mañana y siesta por la tarde. Nada de recital ni de boliche por la noche. Sí quizá encontrarse un ratito con los pibes para escuchar a Los Redondos, algo de rock sinfónico y una pasadita por el ciber para chatear. Y si hay algo de tiempo, seguir buscando un lugar para estudiar lo que más le gusta: publicidad. Su padre ya le avisó, sin ocultar su tristeza de padre, que no podrá colaborar con la cuota mensual.…
El Tradicional está a pleno como cualquier jueves que antecede a un fin de semana importante. Hace mucho que el club no logra títulos en la Primera. Lo mismo pasa con la Intermedia y la Pre. Por eso, los socios consideran que hay que estar juntos para darle apoyo a los chicos de la Menores de 17. Después del entrenamiento habrá una cena en el restaurante principal del club, un bellísimo lugar de arquitectura inglesa de fines del siglo XIX, decorado en madera y con una enorme chimenea en el centro. Habla un sobreviviente del famoso equipo campeón invicto de 1957, el capitán general y el actual capitán de la Primera. Gonzalo come, escucha y vuela. Imagina cada movimiento que hará el domingo. Sueña con apoyar el try del triunfo en el último minuto, en el lugar que todos sueñan en el club: al lado de la tribuna, en el ingoal que da a la pileta. El resto de los chicos están en la misma frecuencia. Lo hacen y se los hacen sentir. De pronto, Gonza ve que su padre, quien le inculcó la pasión por el rugby, se le acerca con su físico imponente (él también fue forward, pero segunda línea) y una sonrisa repleta de orgullo. Se le arrima al oído y le susurra: “Me acaban de decir que quizá te llamen para Los Pumitas”. …
Fomento vive el jueves más importante de su vida. Al club lo crearon entre 10 tipos que se habían marchado de otro club de la zona, el San Tomás. Empezaron en un potrero y más tarde consiguieron un terreno para dos canchas, un vestuario y un quincho. A Freddy, uno de los fundadores, fue a verlo Pedro, que no sabía nada de rugby pero que había escuchado que ese deporte era bueno para los pibes. Rodolfo quería ser futbolista, y era bueno: le gustaba tirar caños y demostraba guapeza para bancarse las patadas. “Traelo al club. Acá va encontrar contención, porque el rugby te enseña el compañerismo, el respeto por el otro y te da sentido de pertenencia. Además, no corre un mango. Todo lo hacemos a pulmón. Que venga y que pruebe. Yo lo voy a ayudar”, le dijo Freddy a Pedro. Rodolfo, quien rápidamente se convirtió en Rolo (el rugby es un deporte de apodos), no entendió nada cuando su padre le hizo la propuesta. El primer sábado no se lo va a olvidar más. Se preguntaba con toda la inocencia de un niño qué hacían esos que jugaban con una pelota ovalada que picaba para cualquier lado, que pasaban la pelota para atrás y que la pateaban afuera para avanzar. Mucho menos cuando veía a ocho que se agachaban para empujar contra otros ocho. Le fue tomando la mano y, de a poco, le entró el gusto por tacklear. Sentía una tremenda descarga de energía cada vez que bajaba a otro. Enseguida el entrenador lo puso de tercera línea; primero de ala y, después, de ocho. Rolo recordaba todo esto mientras unas 40 personas se habían acercado hasta el quincho para alentarlos...
El sábado, los chicos de Tradicional llegaron al club para el último entrenamiento del año. Todos tenían una manija tremenda. Querían que el partido comenzara ya. Antes de irse al vestuario, el entrenador de la menores de 17, el Colorado Taylor, los arengó: “Lo importante es que se diviertan, pero también que respeten la historia de este club. Vamos a abrir la pelota de todos lados, a atacarlos, a ganar por la mayor diferencia posible. Somos más que ellos y tenemos que demostrárselo en la cancha”. Pocos le tenían confianza al Colorado, que había sido un buen jugador en la Primera pero todos creían que no entendía bien el juego. Además, no soportaban su pose de canchero (despreciaba a los otros clubes, sobre todo lo más chicos) y sabían que llegó a entrenador por sumar horas y amistades en la barra del bar del club. Los chicos escuchaban mucho más a los dos colaboradores, el Gordo Valle y Fito Rolón. Gonza pensaba lo contrario del Colorado. Para él había que jugar este partido como un test: cerrado, planteando una lucha de forwards y abriendo la pelota sólo cuando se produjeran los espacios cerca del ingoal rival. Lo charló con algunos compañeros, que asintieron.…
El día previo al partido del domingo, el Negro Ramírez, el entrenador de la Menores de 17 de Fomento, juntó a los chicos en una de las dos canchas del club sólo para que se distraigan. Su idea era que recordaran más que nunca que todos formaban de un equipo y que así se fueran a dormir y así se despertaran al día siguiente. El Negro era un admirador incondicional del Veco Villegas, aquel maestro del rugby que poco antes de morir concurrió hasta Varela para dar una serie de charlas que enriquecieron los conocimientos rugbísticos de la gente de Fomento. El Negro Ramírez apostaba casi de modo fundamentalista al scrum y al tackle. Y la defensa de su Menores de 17 era mortal. Pocos tackleaban en esa división como los chicos de Fomento. “Mañana tenemos la oportunidad de divertirnos y de mostrar nuestro rugby. Les pido que mantengan las banderas del scrum, la presión y rudeza en el primer tackle. Busquemos el eje profundo, no los dejemos respirar ni un segundo y vayamos al line, que también es uno de nuestros fuertes. Y cuando hay un penal, palos. Ah, y ojo con el ocho de ellos, que se levanta siempre en los scrums”, arengó El Negro. El Huevo Santillán, apertura, pateador y goleador del equipo, presumía que el domingo podía ser su domingo de gloria. También Rolo, al que se le hacía agua la boca cuando escuchaba hablar de tackles.…
Gonzalo se levantó temprano ese domingo. Desayuno junto a su madre y se marchó hacia la habitación para armar el bolso. Cuando miraba la camiseta original de Los Pumas firmada por todos los jugadores, entró su padre. “Vamos, que todo el club está con ustedes. Me mato si salen campeones esos hijos de puta”, casi que gritó Emilio, para quien era una rutina pasar los fines de semana en Tradicional. Ocurre que atrás de Tradicional venía Acassuso, el rival de toda la vida desde que un grupo de socios decidió irse para fundar otro club. Si Tradicional ganaba, se aseguraba el título. Un empate le daba chances a Acassuso, que tenía que enfrentar y ganarle a El Imperial. Gonza trató de no escuchar a su padre. Estaba concentrado en lo que tenía que hacer en la cancha.
…Rodolfo se sorprendió cuando llegó a la cocina para desayunar y encontró a sus padres. El estaba acostumbrado al mate con su mamá, porque Pedro aprovechaba el domingo para dormir hasta tarde para después dedicarse al asado. “¿Qué hacés acá, papá, levantado tan temprano?”, dijo Rolo. “Es que quiero ir a verte. ¿No te jode? Hablé con Freddy y me consiguió un lugar en el micro. Eso sí: acordate que yo de rugby no entiendo nada”, aseguró Pedro. “Sí, viejo, vení. Siempre quise que me vengas a ver”, cerró Rolo antes de irse al cuarto para armar el bolso. El poster de Los Pumas fue único testigo de la ceremonia silenciosa.…
La cancha principal del club Tradicional estaba poblada por unas 400 personas ese domingo. Emilio, al igual que cuando jugaba la Primera, se reunió con sus amigos en la tribuna, del costado del ingoal que da a la pileta. La gente de Fomento estaba del otro lado, parada, pegada al alambrado. Pedro creyó que lo más conveniente era quedarse junto a Freddy. Mientras, el silencio invadía a los dos vestuarios.
El partido es intenso desde el mismo arranque. En la primera pelota vuelan un par de piñas de ambos lados como para imponer respeto. Tradicional abre la pelota de todos lados; Fomento se defiende a puro tackle. El local pasa al frente con un penal, pero enseguida el Huevo Santillán empata con su zurda. No hay tregua. Es palo y palo. Los chicos de Tradicional buscan por todos lados la manera de quebrar, pero los de Fomento les van duro a los brazos y les hacen caer la pelota. Faltando cinco minutos para el final del primer tiempo, Tradicional tiene un scrum a favor a cinco yardas del ingoal. Como un rayo, Gonzalo se levanta, quiebra dos tackles y termina en el ingoal con Rolo colgado de sus hombros. Try, conversión y al descanso con un 10-3 para el equipo que hasta allí es el campeón de la Menores de 17.
El segundo tiempo tiene el mismo trámite. Pero de tanta presión del contrario, un centro de Tradicional pierde la pelota. La recuperan los forwards de Fomento. Arman un maul y empiezan a empujar. Se los llevan más de 20 metros a la rastra. Try abajo de los palos. Conversión del Huevo y 10 a 10.
Los chicos de Tradicional salen como fieras del kick para reponer el juego. Un jugador de Fomento traba la salida de la pelota en un ruck y el árbitro sanciona penal: 13-10. Otro penal, en este caso por offside, sirve para que Tradicional pase al frente por 16-10. Faltan apenas 10 minutos. Pero el Huevo Santillán está encendido, como dicen los relatores de ahora. Mete un penal desde la mitad de la cancha, recto a los palos, y emboca un drop que atraviesa la hache con lo justo. Es más: le dio con la derecha y casi cayéndose. “Como Porta”, se dijo a si mismo. “Como Wilkinson, la puta madre”, exclamaron desde la tribuna de Tradicional..
“¡Vaamoosss!”, gritó por primera vez Pedro, mirando a su hijo como si él fuese quien había empatado el partido.Los forwards de Tradicional, que ya no pueden levantar las piernas de tanto atacar, se juntan en el medio de la cancha y toma la palabra el Flaco Yrigoyen, el segunda línea y capitán: “Ahora manejamos el juego nosotros. No abrimos más la pelota. Los metemos en el ingoal”, arenga, sabiendo que sus tres cuartos ese día no pueden quebrar la marca de sus rivales. También se abrazan los ocho forwards de Fomento, que tienen los hombros morados de tanto tacklear. El Ratón Cardone, hooker y capitán, lleva el mensaje: “No nos entran ni con la policía. Tackleemos como si fuera lo último que hacemos en la vida”.
Los últimos tres minutos se juegan en campo de Fomento. Los de Tradicional empujan y los de Fomento resisten. Hay un line en cinco yardas. Gonzalo y Rodolfo están en la cola. Ganan la pelota los de camiseta rayada. Arman un maul y los de rojo lo derriban. Penal. Es muy esquinado para probar a los palos, el pateador no está en un buen día y no hay más tiempo para nada. Entonces, el Flaco Yrigoyen opta por el scrum en cinco yardas. Es la última jugada. Los dos packs se vuelven a reunir por separado. Se dicen que es la última. Los ocho de Tradicional tratan de empujar, pero los de Fomento están bien armados. Gonzalo ya pensó en levantarse. Rodolfo ya recordó la frase del Negro: “Ojo con el ocho”. Gonza agarra la pelota y encara por el ciego, por el costado más angosto de la cancha. Se lleva puesto al medio scrum y enfila hacia la bandera del ingoal que da a la pileta. Cuando se está por tirar para apoyar, Rodolfo le encaja un tackle abajo de la cintura que lo tira afuera. Final. Los de Tradicional se agarran la cabeza porque ya sabían que Acassuso había ganado. Los de Fomento se abrazan sin saber que la derrota de El Imperial los deja en el cuarto puesto, un lugar nunca alcanzado por ningún equipo en la historia del club. Emilio y sus amigos putean al aire. Pedro se le sube a caballito a Freddy. Ni los goles de Racing los gritaba así.
El tercer tiempo es en el bar clásico del club Tradicional. Allí todos dicen que se arma el mejor tercer tiempo por la calidad y cantidad de bebidas y comidas. Emilio está en el lugar de siempre, en uno de los codos de la barra, con un vaso de whisky en la mano. Cuando manotea el bolsillo de su camisa se da cuenta que se bajó un atado de fasos durante el partido. Pedro mira todo asombrado y ya va por la tercera cerveza. Rodolfo llega arrastrando su bolso. No puede ni levantar los brazos. Agarra una botella y se tira en un sillón. Gonzalo ni siente sus piernas. El y sus compañeros lloraron en el vestuario, pero ahora están tranquilos con ellos mismos. Saben que dejaron todo.
Gonzalo y Rodolfo miran, uno en una punta y otro en la otra, a la misma chica. Es una rubia de 16 años, socia del club, que desparrama sensualidad a cada paso. Sigue de largo y las miradas de los dos octavos se chocan. Gonzalo es el que encara. No a la rubia. A Rodolfo. “Te felicito. No sé de dónde saliste. Me sacaste el try del campeonato”, dice Gonza. “No sé, fui directo al bulto, a tacklear lo que estuviera cerca. Vos la rompiste, jugaste un partidazo. No sé si en nuestra edad hay muchos ochos como vos. Tenés que estar en Los Pumitas”, le contesta Rolo. Se abrazan y empiezan a charlar de varios temas. De repente, el díalogo se interrumpe. Pasa de nuevo la rubia. Y casi empujándose se preguntan al mismo tiempo: “¿A ver quién gana ese partido?”. La rubia les avisa que no insistan, que se está por ir a ver a su novio a otro tercer tiempo. Su novio también juega de ocho, pero en Acassuso, el campeón de la Menores de 17. “Es un choto”, dice Gonzalo riéndose a los gritos cuando la rubia ya se fue. “Además, es medio gonca”, agrega Rolo a pura carcajada. Los dos lo saben: habrá revancha.
(*): Jorge Búsico escribió durante muchos en años en el diario Clarín, donde llegó al cargo de prosecretario. Es director y fundador de Deportea (Buenos Aires). Es columnista de Rugby 2007 (ESPN+) y del sitio RugbyFun, además de contar con su propio blog (Periodismo-Rugby).
(*): cuento extraído de "Pelotas chicas, pelotas grandes", un libro recientemente editado por Colihue. En sus páginas el lector puede encontrarse con grandes plumas del periodismo y el aporte de gente muy ligada al mundo deportivo, como Juan José Panno, Daniel Lagares, Eduardo Maicas, Jorge Búsico, Pablo Vignone, Walter Saavedra, Carlos Ferreira, Cristian Garófalo, Marta Merkin, Ricardo Plazaola, Néstor Gabetta, Eddie Consalvo, Claudio Cherep y Claudio Morresi.
dimecres, 21 de març del 2012
Salón de la Fama en el Mundo del Rugby
En el Salón de la Fama pueden estar jugadores, equipos, directivos, entrenadores, árbitros, periodistas y personalidades del mundo del rugby que han contribuido al Juego
Los criterios de elección son:
-Jugadores y entrenadores que lleven retirados más de tres años.
-Personalidades que han contribuido al Juego.
-Gente del mundo del rugby con valores como la Pasión, Integridad, Solidaridad, Disciplina y Respeto tanto dentro como fuera del terreno de juego.
Aquí están los nombres de los hombres que han entrado en este Salón de la Fama, una de las metas de este blog es poder poseer algún día unas líneas sobre estos grandes hombres de rugby, así que toda colaboración será bienvenida.
1997
Serge Blanco
Danie Craven
Gareth Edwards
Mark Ella
Mike Gibson
Barry John
Willie John McBride
Colin Meads
Cliff Morgan
George Nepia
Frik du Preez
Tony O'Reilly
Hugo Porta
Jean-Pierre Rives
JPR Williams
1999
Gerald Davies
Morne du Plessis
Nick Farr-Jones
Andy Irvine
Carwyn James
Jack Kyle
Brian Lochore
Philippe Sella
Wavell Wakefield
Wilson Whineray
2001
Gordon Brown
David Campese
Ken Catchpole
Don Clarke
Mervyn Davies
Sean Fitzpatrick
Michael Lynagh
Bill McLaren, commentator
Hennie Muller
Jean Prat
2003
Bill Beaumont
Gavin Hastings
Tim Horan
Michael Jones
Ian Kirkpatrick
John Kirwan
Jo Maso
Syd Millar
2005
Fred Allen
Phil Bennett
André Boniface
Naas Botha
John Eales
Grant Fox
Dave Gallaher
Martin Johnson
Ian McGeechan
Gwyn Nicholls
Francois Pienaar
Keith Wood
2007
Ieuan Evans
Danie Gerber
Tom Kiernan
Jason Leonard
Jonah Lomu
Terry McLean (journalist)
Graham Mourie
Bennie Osler
Fergus Slattery
Joost van der Westhuizen
Los criterios de elección son:
-Jugadores y entrenadores que lleven retirados más de tres años.
-Personalidades que han contribuido al Juego.
-Gente del mundo del rugby con valores como la Pasión, Integridad, Solidaridad, Disciplina y Respeto tanto dentro como fuera del terreno de juego.
Aquí están los nombres de los hombres que han entrado en este Salón de la Fama, una de las metas de este blog es poder poseer algún día unas líneas sobre estos grandes hombres de rugby, así que toda colaboración será bienvenida.
1997
Serge Blanco
Danie Craven
Gareth Edwards
Mark Ella
Mike Gibson
Barry John
Willie John McBride
Colin Meads
Cliff Morgan
George Nepia
Frik du Preez
Tony O'Reilly
Hugo Porta
Jean-Pierre Rives
JPR Williams
1999
Gerald Davies
Morne du Plessis
Nick Farr-Jones
Andy Irvine
Carwyn James
Jack Kyle
Brian Lochore
Philippe Sella
Wavell Wakefield
Wilson Whineray
2001
Gordon Brown
David Campese
Ken Catchpole
Don Clarke
Mervyn Davies
Sean Fitzpatrick
Michael Lynagh
Bill McLaren, commentator
Hennie Muller
Jean Prat
2003
Bill Beaumont
Gavin Hastings
Tim Horan
Michael Jones
Ian Kirkpatrick
John Kirwan
Jo Maso
Syd Millar
2005
Fred Allen
Phil Bennett
André Boniface
Naas Botha
John Eales
Grant Fox
Dave Gallaher
Martin Johnson
Ian McGeechan
Gwyn Nicholls
Francois Pienaar
Keith Wood
2007
Ieuan Evans
Danie Gerber
Tom Kiernan
Jason Leonard
Jonah Lomu
Terry McLean (journalist)
Graham Mourie
Bennie Osler
Fergus Slattery
Joost van der Westhuizen
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Salón de la fama Rugby
dimarts, 20 de març del 2012
The Barbarians
La Historia de los Barbarians, del blog De Quijotes y Rugby
Como otras grandes ideas, la historia de los Barbarians se inicia en un bar. El 9 de abril de 1890, después de terminar los compromisos regulares de cada equipo, la temporada de rugby debía esperar hasta el año siguiente. Así que las ganas de continuar divirtiéndose y seguir ligado al rugby durante este parón hizo que bajo el nombre de London Team o The Sotherm Nomads en una gira de cuatro partidos se plantara la semilla de los actuales Barbarians.
Los Barbarians tomaron como lema una frase del obispo de W. J. Carey, miembro del club que dice: "el rugby es un juego para los señores de todas las clases, pero para ningún mal deportista de cualquier clase".
La idea de crear un club sin casa oficial, y en el que los integrantes forman parte de el por invitación, y no cobran nada, tuvo gran acogida entre los jugadores de la época, ya que así podían jugar con otros jugadores que de otra manera habría sido imposible por diferencias de nacionalidad, color, religión... El único requisito es ser un gran jugador tanto dentro, como fuera del campo.
El rugby de Barbarians es abierto, ofensivo, espontáneo y arriesgado en el que ganar no es una prioridad y si el espectáculo.
La camiseta es a franjas blancas y negras con el pantalón negro, y cada jugador mantiene las medias de su equipo
Las giras Barbarians comenzaron en 1890 pero hasta 1948 no jugaron contra selecciones nacionales. En este año debido a una falta de liquidez del equipo Australiano se cerro un partido como medio de financiación que resulto ser todo un éxito y desde entonces la gira de los australianos se cierra con un partido contra Barbarians en las islas. Como esta, quedan otras muchas tradiciones como jugar el viernes santo. Jugando en total cerca de 750 partidos.
Nueva Zelanda vs Barbarians, 1973, crónica de Ornat.
Para hablar de Gareth Edwards o de los Barbarians, conviene empezar explicando qué son los Barbarians, un equipo en el que se juega por invitación. WP Carpmael fundó este selecto club en 1890 en la ciudad inglesa de Bradford. Su idea original consistía en reunir a los mejores jugadores una vez que la temporada de partidos entre clubes finalizaba en marzo, y enfrentar a esa selección de talentos con los mejores equipos de aquí y allá. El rugby -como el fútbol, el baloncesto y los deportes principales de equipo- tardó muchos años en tejer una infraestructura de competiciones tal y como hoy la conocemos. Pensemos que el primer Mundial no se jugó hasta 1987. O que nunca hasta la década pasada existió nada parecido a una competición europea de clubes (la Heineken Cup). La sobre exposición de estrellas de hoy y la oficialidad de los calendarios ha disminuido el impacto actual de los Ba’baas, pero el alcance de su condición histórica. En aquellos tiempos del proto rugby, cuando los equipos se retaban entre sí por el gusto de hacerlo, por amor al deporte y a una camiseta, sin trofeos en juego, jugar con los Barbarians suponía estar incluido en el mejor equipo del mundo. Como el rugby siempre ha tendido a la posteridad, los Barbarians incorporaron a su escudo un lema que reclama la singularidad del juego: "El rugby es un deporte al que pueden jugar hombres de todas las clases; pero no están admitidos los malos deportistas de ninguna clase". Así que en el Barbarians FC han jugado a lo largo de más de un siglo, vestidos a franjas negras y blancas, los mejores de todos los continentes.
El partido celebrado el 27 de enero de 1973 en el estadio Arms Park de Cardiff permanece en la memoria colectiva de los aficionados -y especialmente de los galeses- como un momento de culminación del deporte. Un partido que, por lo singular de este ensayo o la categoría extraordinaria de los jugadores reunidos, y también por el desarrollo general del encuentro, constituyó una sublimación sostenida de los mejores valores del juego. "La gente recuerda los cuatro primeros minutos y mi ensayo -ha dicho Gareth Edwards alguna vez sobre aquel día-, pero hay que ver el partido completo porque estuvo lleno de un rugby maravilloso, buena parte de él jugado por los All Blacks". Basta como muestra que el medio de melé de los kiwis era Sid Going, un pelado maravilloso. Cuando en el año 2003 la revista Rugby World Magazine produjo una encuesta entre jugadores de todo el mundo para señalar al mejor de la historia, los rugbiers nombraron mayoritariamente a Gareth Edwards. Y el galés, con concienzuda modestia, se acordó de Sid Going: se habían enfrentado en siete ocasiones, el uno con Gales y el otro con Nueva Zelanda. Y todas las veces Edwards sintió que Going lo superaba. "Tal vez si él no hubiera jugado con esa tercera línea...".
Frente a unos Blacks portentosos, el quince de los Barbarians lo integraban en aquel partido siete jugadores del País de Gales: el tercera flanker Tom David (que aún no era internacional con la selección de su país); Derrick Quinnell (número 8 y padre de Scott Quinnell, otro octavo internacional con País de Gales), Gareth Edwards (medio de melé), Phil Bennett (medio de apertura, heredero directo del excelso Barry John), el segundo centro John Dawes, el ala John Bevan y el inefable zaguero JPR Williams... Todos esos nombres forman parte de una leyenda de valles esmeralda con las tripas negras, explotaciones mineras cuyo clausura a finales de los años 70 conduciría a Gales a una terrible crisis de economía e identidad. Gareth Ewards era hijo de un minero, como muchos otros jugadores de aquel tiempo en que el profesionalismo, en su mínima acepción, suponía una perversión del rugby. La perdurabilidad de la leyenda escrita por aquel equipo tiene que ver con una forma superior, avanzada, del rugby, jugado con velocidad, apoyos constantes, variaciones y cambios de dirección de ritmo que mantenían el balón vivo. Si uno ha acostumbrado el ojo al rugby actual, con su velocidad, el altísimo ritmo de juego y la profusión de ensayos, se hace muy difícil aceptar la dinámica sincopada que el juego tenía hasta los años 90. Si uno ve al Gales de los setenta (o a estos Barbarians inspirados por Gales) esa diferencia se acorta. Aquél era un equipo del futuro cuya espectacularidad mantiene su vigencia casi de forma total.
El archifamoso ensayo que abrió el partido supone un ejemplo perfecto de ese modo de jugar. Desde hace más de una década, el rugby avanza hacia el aligeramiento de las fases estáticas, la claridad y rapidez en la liberación de los balones, la supresión del juego subterráneo y la búsqueda de la conversión del rugby en un deporte abierto, veloz y espectacular, en el que el dinamismo mande sobre el peso y todo lo que ocurra sea abiertamente visible, e interesante, para una transmisión televisiva. Todo eso lo hacía el Gales de los años 70 y este ensayo quizás sea el momento más obvio de ese espíritu. La secuencia se inicia con una profunda patada del neozelandés Brian Williams desde el lado derecho, que cubre Phil Bennett en su zona de 22, apenas unos metros por delante de la línea de marca. La presión es instantánea y da idea de la ferocidad y la excelencia defensiva de los All Blacks. Con la mayoría de sus compañeros en pleno retroceso para protegerlo, y acosado por Scown, Hurst y Kirkpatrick, Bennett se ve forzado a salir jugando con la mano desde su propia defensa, sin tiempo siquiera para considerar una patada defensiva. Lo que sigue es simplemente maravilloso...
Rodeados por una jauría creciente de All Blacks hambrientos, los Barbarians logran mantener el balón vivo y abrirse camino con él. Dos detalles simplifican la explicación: los neozelandeses no lograron hacer ni un solo placaje en cien metros de jugada porque, en cada pase, el portador del balón tenía a cuatro y hasta cinco apoyos disponibles. La única interrupción la evita al inicio de la acción JPR Williams, que sufre un placaje alto y transmite el oval antes de caer emboscado. En el rugby, el balón se recicla (aunque cada vez menos) a través de rucks (cuando el placado se va al suelo) o mauls (si se mantiene en pie y sus compañeros se agrupan a su alrededor para proteger la pelota). Ninguna de esas dos jugadas aparecen en el ensayo de Edwards: si uno tuviera que explicar a alguien profano qué es un off-load, valdría este vídeo: deshacerse del balón, descargándolo hacia un compañero en apoyo cuando el rival te va a detener.
En la jugada participan tres cuartos, segundas líneas, terceras líneas, el talonador y, por fin, Gareth Edwards, medio de melé. Es cierto que hay dos pases sospechosos de ser balón adelantado, lo que invalidaría la jugada: el de Tom David a Quinnell es dudoso, pero la captura del número ocho galés, agachando el espinazo en plena carrera para evitar que la pelota vaya al suelo, provoca un efecto disuasorio. Es tan brillante que uno no se da cuenta del todo si es adelantado o no. El siguiente pase, el definitivo de Quinnell a Edwards, parece ciertamente un adelantado muy claro. Pasemos por alto esa posibilidad por puramente mezquina. Edwards, un medio de melé arrojado y veloz, crítico en las rupturas, siempre atento a las debilidades de la defensa para colarse como una llamarada, explota su velocidad. Era al mismo tiempo gatillo y bala. Su carrera final de 40 metros hasta la esquina del fondo del río Tafft cierra la jugada, que funciona a modo de definición del mejor rugby posible: el balón siempre vivo, apoyos constantes, velocidad de decisión y técnica para el pase y la recepción. Manos finas, piernas robustas. Un rugby irrepetible y adelantado a su tiempo.
La narración de Cliff Morgan decía: "Kirkpatrick to Williams. This is great stuff. Phil Bennett covering, chased by Alistair Scowan. Brilliant! Oh, that’s brilliant! John Williams, Brian Williams, Pullin, John Dawes. Great dummy! David, Tom David, the half-way line. Brilliant by Quinnell. This is Gareth Edwards. A dramatic start. What a score! Oh that fellow Edwards...".
"Kirkpatrick para Williams. Gran patada... Phil Bennett en la cobertura, lo persigue Alistair Scowan. ¡Magnífico! ¡Oh, eso ha sido extraordinario! John Williams, Brian Williams, Pullin, John Dawes. ¡Fantástico amago! David, Tom David, en la línea de medio campo. ¡Magnífico Quinnell! La tiene Gareth Edwards. Espectacular comienzo. ¡Qué ensayo! Oh, Edwards, qué muchacho...".
Los mejores momentos del histórico partido
Como otras grandes ideas, la historia de los Barbarians se inicia en un bar. El 9 de abril de 1890, después de terminar los compromisos regulares de cada equipo, la temporada de rugby debía esperar hasta el año siguiente. Así que las ganas de continuar divirtiéndose y seguir ligado al rugby durante este parón hizo que bajo el nombre de London Team o The Sotherm Nomads en una gira de cuatro partidos se plantara la semilla de los actuales Barbarians.
Los Barbarians tomaron como lema una frase del obispo de W. J. Carey, miembro del club que dice: "el rugby es un juego para los señores de todas las clases, pero para ningún mal deportista de cualquier clase".
La idea de crear un club sin casa oficial, y en el que los integrantes forman parte de el por invitación, y no cobran nada, tuvo gran acogida entre los jugadores de la época, ya que así podían jugar con otros jugadores que de otra manera habría sido imposible por diferencias de nacionalidad, color, religión... El único requisito es ser un gran jugador tanto dentro, como fuera del campo.
El rugby de Barbarians es abierto, ofensivo, espontáneo y arriesgado en el que ganar no es una prioridad y si el espectáculo.
La camiseta es a franjas blancas y negras con el pantalón negro, y cada jugador mantiene las medias de su equipo
Las giras Barbarians comenzaron en 1890 pero hasta 1948 no jugaron contra selecciones nacionales. En este año debido a una falta de liquidez del equipo Australiano se cerro un partido como medio de financiación que resulto ser todo un éxito y desde entonces la gira de los australianos se cierra con un partido contra Barbarians en las islas. Como esta, quedan otras muchas tradiciones como jugar el viernes santo. Jugando en total cerca de 750 partidos.
Nueva Zelanda vs Barbarians, 1973, crónica de Ornat.
Para hablar de Gareth Edwards o de los Barbarians, conviene empezar explicando qué son los Barbarians, un equipo en el que se juega por invitación. WP Carpmael fundó este selecto club en 1890 en la ciudad inglesa de Bradford. Su idea original consistía en reunir a los mejores jugadores una vez que la temporada de partidos entre clubes finalizaba en marzo, y enfrentar a esa selección de talentos con los mejores equipos de aquí y allá. El rugby -como el fútbol, el baloncesto y los deportes principales de equipo- tardó muchos años en tejer una infraestructura de competiciones tal y como hoy la conocemos. Pensemos que el primer Mundial no se jugó hasta 1987. O que nunca hasta la década pasada existió nada parecido a una competición europea de clubes (la Heineken Cup). La sobre exposición de estrellas de hoy y la oficialidad de los calendarios ha disminuido el impacto actual de los Ba’baas, pero el alcance de su condición histórica. En aquellos tiempos del proto rugby, cuando los equipos se retaban entre sí por el gusto de hacerlo, por amor al deporte y a una camiseta, sin trofeos en juego, jugar con los Barbarians suponía estar incluido en el mejor equipo del mundo. Como el rugby siempre ha tendido a la posteridad, los Barbarians incorporaron a su escudo un lema que reclama la singularidad del juego: "El rugby es un deporte al que pueden jugar hombres de todas las clases; pero no están admitidos los malos deportistas de ninguna clase". Así que en el Barbarians FC han jugado a lo largo de más de un siglo, vestidos a franjas negras y blancas, los mejores de todos los continentes.
El partido celebrado el 27 de enero de 1973 en el estadio Arms Park de Cardiff permanece en la memoria colectiva de los aficionados -y especialmente de los galeses- como un momento de culminación del deporte. Un partido que, por lo singular de este ensayo o la categoría extraordinaria de los jugadores reunidos, y también por el desarrollo general del encuentro, constituyó una sublimación sostenida de los mejores valores del juego. "La gente recuerda los cuatro primeros minutos y mi ensayo -ha dicho Gareth Edwards alguna vez sobre aquel día-, pero hay que ver el partido completo porque estuvo lleno de un rugby maravilloso, buena parte de él jugado por los All Blacks". Basta como muestra que el medio de melé de los kiwis era Sid Going, un pelado maravilloso. Cuando en el año 2003 la revista Rugby World Magazine produjo una encuesta entre jugadores de todo el mundo para señalar al mejor de la historia, los rugbiers nombraron mayoritariamente a Gareth Edwards. Y el galés, con concienzuda modestia, se acordó de Sid Going: se habían enfrentado en siete ocasiones, el uno con Gales y el otro con Nueva Zelanda. Y todas las veces Edwards sintió que Going lo superaba. "Tal vez si él no hubiera jugado con esa tercera línea...".
Frente a unos Blacks portentosos, el quince de los Barbarians lo integraban en aquel partido siete jugadores del País de Gales: el tercera flanker Tom David (que aún no era internacional con la selección de su país); Derrick Quinnell (número 8 y padre de Scott Quinnell, otro octavo internacional con País de Gales), Gareth Edwards (medio de melé), Phil Bennett (medio de apertura, heredero directo del excelso Barry John), el segundo centro John Dawes, el ala John Bevan y el inefable zaguero JPR Williams... Todos esos nombres forman parte de una leyenda de valles esmeralda con las tripas negras, explotaciones mineras cuyo clausura a finales de los años 70 conduciría a Gales a una terrible crisis de economía e identidad. Gareth Ewards era hijo de un minero, como muchos otros jugadores de aquel tiempo en que el profesionalismo, en su mínima acepción, suponía una perversión del rugby. La perdurabilidad de la leyenda escrita por aquel equipo tiene que ver con una forma superior, avanzada, del rugby, jugado con velocidad, apoyos constantes, variaciones y cambios de dirección de ritmo que mantenían el balón vivo. Si uno ha acostumbrado el ojo al rugby actual, con su velocidad, el altísimo ritmo de juego y la profusión de ensayos, se hace muy difícil aceptar la dinámica sincopada que el juego tenía hasta los años 90. Si uno ve al Gales de los setenta (o a estos Barbarians inspirados por Gales) esa diferencia se acorta. Aquél era un equipo del futuro cuya espectacularidad mantiene su vigencia casi de forma total.
El archifamoso ensayo que abrió el partido supone un ejemplo perfecto de ese modo de jugar. Desde hace más de una década, el rugby avanza hacia el aligeramiento de las fases estáticas, la claridad y rapidez en la liberación de los balones, la supresión del juego subterráneo y la búsqueda de la conversión del rugby en un deporte abierto, veloz y espectacular, en el que el dinamismo mande sobre el peso y todo lo que ocurra sea abiertamente visible, e interesante, para una transmisión televisiva. Todo eso lo hacía el Gales de los años 70 y este ensayo quizás sea el momento más obvio de ese espíritu. La secuencia se inicia con una profunda patada del neozelandés Brian Williams desde el lado derecho, que cubre Phil Bennett en su zona de 22, apenas unos metros por delante de la línea de marca. La presión es instantánea y da idea de la ferocidad y la excelencia defensiva de los All Blacks. Con la mayoría de sus compañeros en pleno retroceso para protegerlo, y acosado por Scown, Hurst y Kirkpatrick, Bennett se ve forzado a salir jugando con la mano desde su propia defensa, sin tiempo siquiera para considerar una patada defensiva. Lo que sigue es simplemente maravilloso...
Rodeados por una jauría creciente de All Blacks hambrientos, los Barbarians logran mantener el balón vivo y abrirse camino con él. Dos detalles simplifican la explicación: los neozelandeses no lograron hacer ni un solo placaje en cien metros de jugada porque, en cada pase, el portador del balón tenía a cuatro y hasta cinco apoyos disponibles. La única interrupción la evita al inicio de la acción JPR Williams, que sufre un placaje alto y transmite el oval antes de caer emboscado. En el rugby, el balón se recicla (aunque cada vez menos) a través de rucks (cuando el placado se va al suelo) o mauls (si se mantiene en pie y sus compañeros se agrupan a su alrededor para proteger la pelota). Ninguna de esas dos jugadas aparecen en el ensayo de Edwards: si uno tuviera que explicar a alguien profano qué es un off-load, valdría este vídeo: deshacerse del balón, descargándolo hacia un compañero en apoyo cuando el rival te va a detener.
En la jugada participan tres cuartos, segundas líneas, terceras líneas, el talonador y, por fin, Gareth Edwards, medio de melé. Es cierto que hay dos pases sospechosos de ser balón adelantado, lo que invalidaría la jugada: el de Tom David a Quinnell es dudoso, pero la captura del número ocho galés, agachando el espinazo en plena carrera para evitar que la pelota vaya al suelo, provoca un efecto disuasorio. Es tan brillante que uno no se da cuenta del todo si es adelantado o no. El siguiente pase, el definitivo de Quinnell a Edwards, parece ciertamente un adelantado muy claro. Pasemos por alto esa posibilidad por puramente mezquina. Edwards, un medio de melé arrojado y veloz, crítico en las rupturas, siempre atento a las debilidades de la defensa para colarse como una llamarada, explota su velocidad. Era al mismo tiempo gatillo y bala. Su carrera final de 40 metros hasta la esquina del fondo del río Tafft cierra la jugada, que funciona a modo de definición del mejor rugby posible: el balón siempre vivo, apoyos constantes, velocidad de decisión y técnica para el pase y la recepción. Manos finas, piernas robustas. Un rugby irrepetible y adelantado a su tiempo.
La narración de Cliff Morgan decía: "Kirkpatrick to Williams. This is great stuff. Phil Bennett covering, chased by Alistair Scowan. Brilliant! Oh, that’s brilliant! John Williams, Brian Williams, Pullin, John Dawes. Great dummy! David, Tom David, the half-way line. Brilliant by Quinnell. This is Gareth Edwards. A dramatic start. What a score! Oh that fellow Edwards...".
"Kirkpatrick para Williams. Gran patada... Phil Bennett en la cobertura, lo persigue Alistair Scowan. ¡Magnífico! ¡Oh, eso ha sido extraordinario! John Williams, Brian Williams, Pullin, John Dawes. ¡Fantástico amago! David, Tom David, en la línea de medio campo. ¡Magnífico Quinnell! La tiene Gareth Edwards. Espectacular comienzo. ¡Qué ensayo! Oh, Edwards, qué muchacho...".
Los mejores momentos del histórico partido
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dilluns, 19 de març del 2012
El Grand Slam de Gales, 2012
La crónica es de Phil Blakeway, en su Tornarugby.
Sin patillas, pero la misma gloria. Sin Arms Park, pero ante la misma afición. Sin magos artúricos, pero con el mismo entusiasmo. No pudieron honrar mejor la memoria de Mervyn Davies: ganaron el tercer Grand Slam del siglo XXI, después de los de 2005 y 2008. El de 2012 también frente a Francia, con protagonistas que compartieron alegría y decepción en el mismo lugar y bando.
En un mundo distinto el Dragón ha recuperado su sitio y nos congratula a los que crecimos con aquella generación de la Edad de Oro: Barry John y compañía, que para nosotros era rugby en blanco y negro. Ayer mismo, reunidos alrededor de las pintas de rigor, especulábamos un ala, un medio de melé, un tercera y yo mismo si acaso recordábamos, directamente, no con la certeza de las imágenes elaboradas ex post facto, el Grand Slam de 1976, pues ya llevaba la televisión pública cuatro o cinco años retransmitiendo por su canal UHF el torneo de las V Naciones. Aquel batallón de jugadores fue literalmente genial: intuición, habilidad, inteligencia natural, talento y más talento y las ideas de Carwyn James. La de la Edad de Plata que ha moldeado el antiguo talonador All Black Warren Gatland es sólida, compacta y prometedora. Aunque algunos como el primera Gethin Jenkins atesoren ya tres entorchados máximos, nos prometen más. Desde octubre de 2011, cuando les vimos en la tierra de la Nube Blanca supimos que Gatland había hablado con Merlín y tenía ya la receta: variedad y espacios, además de la delantera más versátil de la competición. El mismo Gerald Davies, criatura de aquella primera generación y hoy Vicepresidente de la Welsh Rugby Union clamaba hace días por el olvido de sus gestas: miremos hacia adelante, decía. No lo conseguirá porque para eso estamos los entusiastas, pero seguiremos con interés a esta hornada, cuyos enfrentamientos con los prometedores ingleses (la sorpresa del año) ya paladeamos.
Igual que en 2008 se presentaban los franceses en Cardiff para completar el elenco necesario para el triunfo galés, así que los Bonnaire, Dusatoir, Yachvili o Szarzewski ya sabían que les esperaba. Entonces fue un contundente 29 a 12, y ayer (mejor partido) un más ajustado 16 a 9, pero sin opciones francesas en ambos casos, porque la carga desesperada de Francia al final se estrelló contra la mejor defensa que ha desplegado Gales, con ambos centros y ambos flankers brillantísimos. Resumen del partido la jugada del ensayo: espectacular contraruck de País de Gales, balón veloz al cerrado y contrapies del gigantesco ala Cuthbert. Simple y brillante. Lo demás, puntos del eficaz Halfpenny y la ceguera de Harinordoquy que olvidó la técnica elemental del dos contra uno y abortó un más que probable ensayo esquinado de los suyos.
Los del 70 obtuvieron tres, y dominaron más, los de ahora ya tienen tres y pueden empezar un reinado, con permiso de las criaturas inglesas, esas que, descubiertas por Stuart Lancanster (imagino que ya no será un entrenador de tránsito) han sorprendido a todos. ¿Recuerdan el partido en Roma que casi pierden? Allí se dieron cuenta muchos de dónde estaban; en París de qué podían hacer y ayer, en Twickenham (30-9) de que no tienes límites. A costa de los irlandeses, que vieron arruinado su San Patricio y con razón. Nunca fue tan evidente el axioma no scrum no win. No sé si fue la falta de O'Connell o la determinación inglesa, pero el destrozo fue abrumador. Corbisiero, Hartley y Cole delante y el semigalés Morgan desde la base de la melé ganaron la mitad de la jornada. Además han encontrado en Farrell el apertura que necesitaban y que ha dejado zanjada la cuestión Flood-Cipriani.
Gales vs Francia,Seis Naciones 2012, partido completo
El Grand Slam de Gales, 2012
Gran Slam de Gales 2012 en un bar de Cardiff.
Lo mejor del 6 Naciones 2012
Alcanzar la gloria, tocar el cielo y descender al infierno
Sin patillas, pero la misma gloria. Sin Arms Park, pero ante la misma afición. Sin magos artúricos, pero con el mismo entusiasmo. No pudieron honrar mejor la memoria de Mervyn Davies: ganaron el tercer Grand Slam del siglo XXI, después de los de 2005 y 2008. El de 2012 también frente a Francia, con protagonistas que compartieron alegría y decepción en el mismo lugar y bando.
En un mundo distinto el Dragón ha recuperado su sitio y nos congratula a los que crecimos con aquella generación de la Edad de Oro: Barry John y compañía, que para nosotros era rugby en blanco y negro. Ayer mismo, reunidos alrededor de las pintas de rigor, especulábamos un ala, un medio de melé, un tercera y yo mismo si acaso recordábamos, directamente, no con la certeza de las imágenes elaboradas ex post facto, el Grand Slam de 1976, pues ya llevaba la televisión pública cuatro o cinco años retransmitiendo por su canal UHF el torneo de las V Naciones. Aquel batallón de jugadores fue literalmente genial: intuición, habilidad, inteligencia natural, talento y más talento y las ideas de Carwyn James. La de la Edad de Plata que ha moldeado el antiguo talonador All Black Warren Gatland es sólida, compacta y prometedora. Aunque algunos como el primera Gethin Jenkins atesoren ya tres entorchados máximos, nos prometen más. Desde octubre de 2011, cuando les vimos en la tierra de la Nube Blanca supimos que Gatland había hablado con Merlín y tenía ya la receta: variedad y espacios, además de la delantera más versátil de la competición. El mismo Gerald Davies, criatura de aquella primera generación y hoy Vicepresidente de la Welsh Rugby Union clamaba hace días por el olvido de sus gestas: miremos hacia adelante, decía. No lo conseguirá porque para eso estamos los entusiastas, pero seguiremos con interés a esta hornada, cuyos enfrentamientos con los prometedores ingleses (la sorpresa del año) ya paladeamos.
Igual que en 2008 se presentaban los franceses en Cardiff para completar el elenco necesario para el triunfo galés, así que los Bonnaire, Dusatoir, Yachvili o Szarzewski ya sabían que les esperaba. Entonces fue un contundente 29 a 12, y ayer (mejor partido) un más ajustado 16 a 9, pero sin opciones francesas en ambos casos, porque la carga desesperada de Francia al final se estrelló contra la mejor defensa que ha desplegado Gales, con ambos centros y ambos flankers brillantísimos. Resumen del partido la jugada del ensayo: espectacular contraruck de País de Gales, balón veloz al cerrado y contrapies del gigantesco ala Cuthbert. Simple y brillante. Lo demás, puntos del eficaz Halfpenny y la ceguera de Harinordoquy que olvidó la técnica elemental del dos contra uno y abortó un más que probable ensayo esquinado de los suyos.
Los del 70 obtuvieron tres, y dominaron más, los de ahora ya tienen tres y pueden empezar un reinado, con permiso de las criaturas inglesas, esas que, descubiertas por Stuart Lancanster (imagino que ya no será un entrenador de tránsito) han sorprendido a todos. ¿Recuerdan el partido en Roma que casi pierden? Allí se dieron cuenta muchos de dónde estaban; en París de qué podían hacer y ayer, en Twickenham (30-9) de que no tienes límites. A costa de los irlandeses, que vieron arruinado su San Patricio y con razón. Nunca fue tan evidente el axioma no scrum no win. No sé si fue la falta de O'Connell o la determinación inglesa, pero el destrozo fue abrumador. Corbisiero, Hartley y Cole delante y el semigalés Morgan desde la base de la melé ganaron la mitad de la jornada. Además han encontrado en Farrell el apertura que necesitaban y que ha dejado zanjada la cuestión Flood-Cipriani.
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Lo mejor del 6 Naciones 2012
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diumenge, 18 de març del 2012
dissabte, 17 de març del 2012
Land of my Fathers. Tierra de mis Padres.
Mi pequeño homenaje a los Ganadores del Grand Slam del 2012, el equipo que mejor jugó y el que más se lo mereció.
Gracias Gales, gracias galeses por llevar este deporte hasta las profundas minas del corazón.
Diolch i Gymru, diolch Cymru ar gyfer dod â'r gamp i'r pyllau dwfn ygalon.
Galés
Hen Wlad Fy Nhadau sólo tiene letra oficial en galés
Mae hen wlad fy nhadau yn annwyl i mi,
Gwlad beirdd a chantorion, enwogion o fri;
Ei gwrol ryfelwyr, gwladgarwyr tra mâd,
Dros ryddid gollasant eu gwaed.
Gwlad, gwlad, pleidiol wyf i'm gwlad.
Tra môr yn fur i'r bur hoff bau,
O bydded i'r hen iaith barhau.
Hen Gymru fynyddig, paradwys y bardd,
Pob dyffryn, pob clogwyn, i'm golwg sydd hardd;
Trwy deimlad gwladgarol, mor swynol yw si
Ei nentydd, afonydd, i mi.
Os treisiodd y gelyn fy ngwlad tan ei droed,
Mae hen iaith y Cymry mor fyw ag erioed,
Ni luddiwyd yr awen gan erchyll law brad,
Na thelyn berseiniol fy ngwlad.
INGLÉS
The old land of my fathers is dear to me,
A land of poets and singers, famous men of renown;
Her brave warriors, very splendid patriots,
For freedom they lost their blood.
Country, country, I pledge to my country.
While sea her wall, may naught befall
O may the old language endure.
Old mountainous Wales, paradise of the poet,
Every valley, every cliff, are loveliness;
Through patriotic feeling, so charming
Its streams and rivers to me.
If the enemy oppresses my land under his foot,
The old language of the Welsh is as alive as ever,
The muse is not hindered by the hideous hand of treason,
Nor silenced the harp of my country.
CASTELLANO (TRADUCIDA DEL GALÉS)
La tierra de mis padres es tan querida para mí,
tierra de poetas y cantantes, famososos hombres de renombre
Sus bravos guerreros, maravillosos patriotas,
por la libertad dieron su sangre
Tierra, tierra, juro lealtad a mi tierra
Mientras el mar sea su muro, que no pueda jamás,
caer el viejo lenguaje.
Viejo montañoso Gales, paraíso del bardo,
adorados son sus valles y acantilados,
por amor a la patria, son tan encantadoras
sus corrientes para mí.
Si el enemigo oprime mi tierra bajo sus pies,
el viejo idioma de los galeses seguirá siempre vivo
La horrible mano de la traición no puede impedir la musa
ni silenciar el arpa de mi país.
Gracias Wikipedia.
Gracias Gales, gracias galeses por llevar este deporte hasta las profundas minas del corazón.
Diolch i Gymru, diolch Cymru ar gyfer dod â'r gamp i'r pyllau dwfn ygalon.
Galés
Hen Wlad Fy Nhadau sólo tiene letra oficial en galés
Mae hen wlad fy nhadau yn annwyl i mi,
Gwlad beirdd a chantorion, enwogion o fri;
Ei gwrol ryfelwyr, gwladgarwyr tra mâd,
Dros ryddid gollasant eu gwaed.
Gwlad, gwlad, pleidiol wyf i'm gwlad.
Tra môr yn fur i'r bur hoff bau,
O bydded i'r hen iaith barhau.
Hen Gymru fynyddig, paradwys y bardd,
Pob dyffryn, pob clogwyn, i'm golwg sydd hardd;
Trwy deimlad gwladgarol, mor swynol yw si
Ei nentydd, afonydd, i mi.
Os treisiodd y gelyn fy ngwlad tan ei droed,
Mae hen iaith y Cymry mor fyw ag erioed,
Ni luddiwyd yr awen gan erchyll law brad,
Na thelyn berseiniol fy ngwlad.
INGLÉS
The old land of my fathers is dear to me,
A land of poets and singers, famous men of renown;
Her brave warriors, very splendid patriots,
For freedom they lost their blood.
Country, country, I pledge to my country.
While sea her wall, may naught befall
O may the old language endure.
Old mountainous Wales, paradise of the poet,
Every valley, every cliff, are loveliness;
Through patriotic feeling, so charming
Its streams and rivers to me.
If the enemy oppresses my land under his foot,
The old language of the Welsh is as alive as ever,
The muse is not hindered by the hideous hand of treason,
Nor silenced the harp of my country.
CASTELLANO (TRADUCIDA DEL GALÉS)
La tierra de mis padres es tan querida para mí,
tierra de poetas y cantantes, famososos hombres de renombre
Sus bravos guerreros, maravillosos patriotas,
por la libertad dieron su sangre
Tierra, tierra, juro lealtad a mi tierra
Mientras el mar sea su muro, que no pueda jamás,
caer el viejo lenguaje.
Viejo montañoso Gales, paraíso del bardo,
adorados son sus valles y acantilados,
por amor a la patria, son tan encantadoras
sus corrientes para mí.
Si el enemigo oprime mi tierra bajo sus pies,
el viejo idioma de los galeses seguirá siempre vivo
La horrible mano de la traición no puede impedir la musa
ni silenciar el arpa de mi país.
Gracias Wikipedia.
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dimecres, 14 de març del 2012
Rugby en la niebla
En la niebla de Hermann Hesse
¡Qué extraño es vagar en la niebla!
En soledad piedras y sotos.
No ve el árbol los otros árboles.
Cada uno está solo.
Lleno estaba el mundo de amigos
cuando aún mi cielo era hermoso.
Al caer ahora la niebla
los ha borrado a todos.
¡Qué extraño es vagar en la niebla!
Ningún hombre conoce al otro.
Vida y soledad se confunden.
Cada uno está solo.
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